viernes, 17 de junio de 2011

CICATRICES


-No te pongas, así, no es nada a comparación de lo mío, te cuento…
Y así  con orgullo, cual si fueran batallas ganadas de guerras siempre más importantes que las de los otros, se empiezan a exponer una serie de hechos que dejaron sus marcas. Olvidando las trastiendas y los saldos, levantamos cada parte que las cubre para mostrarlas.
-Mírala, vez que grande e impresionante es! Está sí que dolió, yo sé bien de lo que hablas, porque también lo viví.
Esas marcas hay quienes así las muestran, como los únicos sobrevivientes de sus guerras, cuando hacen esto dejan de ser medallas de honor para ser costras que apestan y alejan a la gente cuando hablan y hablan de ellas.  Los más sabios no las comparan, de vez en cuando en soledad las tocan suavemente para recordar que allí están, sin alcanzar a rememorar como fueron hechas.
De ellas, algunos estamos atiborrados en la vida, y su presencia o ausencia nos van moldeando de alguna manera
Ciertas nos fueron hechas y otra nosotros las hicimos, algunas ocasionadas por golpes, caídas, cada una invariablemente cuando está abierta duele, hay unas por fuego que quemaron sentimientos, momentos, otras por cortes que abren y sangran con recuerdos, pero todas absolutamente todas cierran dejando una marca, una cicatriz
Es inevitable que nos llenemos de ellas, no hay remedio casero que las oculte, y si las maquillas infaliblemente al lavarte vuelve a aparecer, sin embargo hay formas de que no tomen esa apariencia desagradable que te recuerde lo que pasó,  para ello debemos curar debidamente las heridas, porque una herida que se cura con rapidez tiene menos probabilidades que cause una cicatriz.  Así, es necesario que, tan pronto se produzca la herida, se limpie, sin rencores, sin venganzas, dejándola abierta un tiempo para que se ventile, lavándola a cada rato para que no se infecte. No por muy grande que sea la herida va a ser el tamaño de su secuela, cualquiera por más diminuta, si no se cuida puede dejarte una marca de por vida.
Nadie sabe como duele una herida más que el que la sufre, y en esos momentos el que te digan que va a cicatrizar no es consuelo, el saber que un día solo verás una marca que ya no dolerá no reduce el sufrimiento, todos las llevamos, pero eso no nos autoriza a medir las ajenas. Con orgullo las mostramos y hasta damos cátedras de los pasos que dimos para sanarlas, burlándose quizás de esa pequeña cortada, o golpe que aún arde y duele, sin embargo hay personas que no cicatrizan nunca, que el dolor las hace sentir vivas y van por la vida lamentándose con esas heridas sin cerrar.
Todos tenemos esa oportunidad de sanar y no ser juzgados por el tiempo que nos tomé hacerlo, el dolor solo persiste si no hay cicatrices