viernes, 6 de enero de 2012

EL REGALO DE LOS REYES MAGOS

En la vieja casona amarilla dormían zapatos en el patio, uno al lado del otro, esperando la llegada de los reyes magos. Algunos primos juraban haber visto la pata del elefante, otros encontraban pelo de camello, descubríamos jeroglíficos firmados por Melchor, Gaspar y Baltazar.
Los cuencos que habíamos llenado con agua para los animales, quedaban regados junto a las migas de galletas que les dejábamos para que los cansados reyes comieran.
No tenía idea de cómo lograban llegar hasta allí, si era por la chimenea como Santa Claus (aunque imaginaba al elefante atorado en ella) o tal vez por la ventana, quizá tenían una llave silenciosa mágica, o simplemente aparecían ¿eran magos no?, lamenté mucho tiempo no tener un perro que les ladrara cuando los escuchara. Como no tenía quien me avisara, intenté infructuosamente permanecer despierta varias veces, para lograr verlos. Al día siguiente amanecía ansiosa, más que por los regalos, por saber si habían llegado, si se habían comido lo que les dejamos preparado, si alguna pista de su visita habían dejado.
Hoy me preguntaste - ¿Mami cuando tú eras niña existían los reyes?
Los reyes de mi infancia, eran diferentes a estos que hoy te visitan, existieron en todas las épocas y seguirán existiendo,  a mis reyes les guardo un enorme cariño, hicieron muy bien su trabajo, ¡tardé tanto en descubrirlo! No recuerdo sus regalos, pero si su presencia.
Quizá ahora no lo entiendas pero algún día podrás revelar su misterio cómo ahora yo lo hago, entonces podrás ver la verdadera magia que te ayuda a buscar el detalle que tanto esperan, sentirás la emoción de regalar ilusión, de convertirte en invisible para no hacer ruido, de sentarte a comer las delicias de un rey, y a la mañana siguiente obtendrás los regalos más hermosos que un soberano pueda recibir. Alguien vendrá a despertarte pidiéndote que te apures a levantarte porque los reyes sí llegaron, sólo entonces recibirás el verdadero regalo de los reyes magos, este viene envuelto en forma de inocencia y en caritas de ternura.
No dudes nunca que existen, están dentro de ti,  por ahora no podrás verlos, porque eres niña y ningún niño en el mundo a logrado verlos, pero crecerás y el día llegará, lo sabrás una noche, entenderás a la mañana siguiente cuáles eran los verdaderos regalos que te tenían guardados y esos jamás los olvidarás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario