Él sabía que la vida no lo había agraciado precisamente como un hombre guapo, ni con una postura social distinguida, es más ni labia tenía el pobre. Había llegado al mundo sin armas para la conquista, para colmo la mujer que añoraba era no solo hermosa, pertenecía a una clase alta y si algo le sobraba entre tanto atributo, era justamente verbosidad.
Pero la suerte llega una vez en la vida y ese día era su turno.
Como cuento de Sherezada, caminando por la playa, mientras
se lamentaba de su destino, una botella rodó a sus pies, en ella había un
genio. En ese instante aquel hombre supo que si liberaba al genio, este le
podía hacer realidad tres deseos, al menos eso decían los cuentos, pero él solo
anhelaba una cosa en este mundo, solo algo quería en la vida y era de alguna
manera estar siempre al lado de aquella amada, que ni siquiera lo miraba,
deseaba no separarse jamás de su lado, vivir y morir con ella, quedarse para
siempre unidos, dormir en su lecho cerca de su pecho, sentir que era suya y él
parte de ella, fundir su alma a su cuerpo, estar donde ella esté… ¡Quiero ser
eternamente parte de su piel!
-¿Podrás Oh, genio concederme ese
deseo? Nada más que eso pretendo, ni riquezas, ni poder, solo estar para
siempre en su piel.
El genio al verlo supo que ni con un hechizo lograría que se
enamoraran de aquel desafortunado, torpe
y grotesco hombre, pero conmovido, ante tal amor, le concedió su único deseo,
que una dermatóloga se encargo de romper quitando de la piel de aquella hermosa
mujer, un horrendo lunar.
No decido su me ha gustado o no. No me refiero al estilo literario, sino al contenido del mensaje... eso pasa, creo, cuando uno se identifica con la situacion (aun cuando sea un poco solamente)
ResponderEliminarvoy a leer tus demas letras.
Ya me lo pensé,
ResponderEliminarme gusto como me llevabas, el final no tanto...
Y si he leído mas de lo tuyo...