martes, 17 de abril de 2012

LA CITA


Era en la tarde, en la casa del bosque, allí lo esperaba con un ajustado vestido rojo, sus enormes ojos muy bien maquillados, el carmín de su boca la hacía ver mas apetitosa, colgó unos pendientes en sus orejas para que se vieran mas bellas, moría de ansia y deseo por que aquel feroz, tan masculino, de vos aguda y ronca, le preguntara:
           -¿Para quién son esos ojos tan bellos? Lo imaginaba casi jadeando en su oído. Uy ¿y esas orejas tan suaves?, bajando por el escote del vestido, metiendo sus enormes manos allí y besando desesperado su boca, ¿Y esta boca tan grande para que es?.

El deseo le recorría todo el cuerpo imaginando el momento, cuando escuchó que golpeaban la puerta.
Se apresuró a acomodar su vestido, encerró a la abuela en el armario y abrió la puerta. Esta vez  era ella la que al leñador vestido de lobo se comería.

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